SOBRE LAS CORRIDAS DE TOROS: (I parte)

En 1567 el Papa Pío V publicaba una encíclica prohibiendo correr toros en todos los reinos cristianos. En España, en un primer momento, nadie se dio por enterado,  ya  que coincidió la prohibición con los rigurosos lutos que hubo que guardar tras la muerte del príncipe don Carlos  y de la reina Isabel de Valois (hijo y esposa de Felipe II), fallecidos ambos en 1568. El contenido de la bula papal salió a relucir con motivo de los festejos programados  para celebrar las cuartas nupcias del rey con su sobrina Ana de Austria.

Felipe II tomó  muy en cuenta los alegatos que algunos personajes influyentes  esgrimían a  favor de las corridas de toros.  En un memorial enviado al doctor Martín de Velasco (miembro del Consejo Real), que carece de fecha,  aunque supongo que puede datar de 1570 porque ...con efecto del casamiento  de S.M. ha cesado el luto y la tristeza....,se exponían poderosas razones para no suprimir las fiestas de toros y se reprochaba al Pontífice que no hubiera consultado al monarca antes de publicar la bula y que hubiera dado tanto crédito a personas particulares mal informadas.

A pesar de que la prohibición se había decretado para toda la cristiandad, en los otros reinos y provincias este ejercicio y fiesta no se usa, excepto en  Italia, en algunas pocas partes y de forma distinta..., siendo exclusiva de España y aún de Castilla. Es bien que Su Santidad entienda que esta costumbre de correr toros en estos reinos...es antiquísima, en tal manera que por auténticos testimonios se puede afirmar (que) hace más de quinientos años que se usa....y es regocijo ordinario en ciertos días de cada año.....y en circunstancias extraordinarias como casamientos o natalicios de miembros de la real familia. Es esto de correr los toros un género de fiesta la mayor y más principal de todas las que en estos reinos se hacen....Y quitada ella cesa casi del todo el placer y regocijo y fiesta del pueblo.

Por otra parte, se hacen muchas prevenciones para esquivar el peligro. Entre ellas, la construcción de  talanqueras, reductos y lugares donde se aseguren y recojan los que andan al toro, proveyendo  que los niños, mujeres y otras personas impedidas no estén en la plaza....La gente que concurre a caballo no corre riesgo y guarnece a los de a pie. Y los de a pie se favorecen los unos a  los otros; y entre ellos hay muchos muy diestros y animosos....Y no se va a combatir ni  lidiar con el toro (como se debe haber presupuesto) cara a cara ni temerariamente....

Si bien,  se reconocía que al acudir tanta gente a la fiesta no se puede negar que algún peligro existe, pero nunca por culpa de quienes gobernaban y otorgaban los permisos, sino  por negligencia o culpa de los hombres a quien sucede el caso...

Es el ejercicio en sí muy bueno y muy loable de destreza y de ánimo y muy propio de hombres y caballeros.....


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