EL TRÁGICO FINAL DEL VIRREY:

Estaba el  adelantado y gobernador de Popayán, Sebastián Belalcázar, con sus hombres intentando poblar una villa en la tierra mas rica en minas, cuando llegó a su encuentro un mensajero con aviso de que el virrey, Blasco Núñez de Vela, se entraba a favorecer y valer en esta gobernación, dado que Gonzalo Pizarro le venía siguiendo con gran pujanza de gente de guerra desde la ciudad de Los Reyes. El encuentro era ya inevitable y la tropa de Pizarro, mas numerosa y mejor pertrechada, acabó dando alcance de 600 leguas y causando importantes daños a las mermadas huestes del virrey.

Belalcázar ordenó al capitán Juan Cabrera   -había sido destinado a poblar las provincias de El Dorado- que con sus ciento treinta hombres saliera en auxilio del virrey.  Mientras tanto, el adelantado reclutaba gentes y aparejos para dirigirse a Popayán con idéntico propósito. Llegados allí supieron que Pizarro había salido hacia la villa de Pasto con quinientos hombres de guerra. El virrey, con mucha aflicción de verse tan maltratado y corrido...., movido con ira e incendio de pasión  a causa de la persecución sufrida, determinó enfrentarse  a Pizarro y alcanzar la victoria o morir. Desoyendo los consejos en contra de su decisión, ordenó armar trescientos hombres que salieron con él en dirección a Pasto, donde nuevamente el adelantado le aconsejó  -inútilmente-  no dar batalla al enemigo, ya que era de sobra conocida la superioridad militar de éste.

Estando a cuatro leguas de Quito, supieron que Pizarro estaba preparado con ochocientos hombres....a punto de guerra. Poco antes de entrar en la ciudad Belalcázar se trató de nuevo de disuadir al virrey para que no permitiese que muriesen tantos como se esperaba si se representaba la batalla...Éste hizo caso omiso y continuó la expedición atravesando la ciudad de Quito. Muy cerca de allí se toparon con Pizarro y su gente, que nos desbarataron matando muchos de los nuestros y tomando a prisión algunos.....Y el infeliz del virrey bien cumplió por las obras lo que por las palabras había dicho....

Derribaron su caballo y le dejaron mal herido tendido en el suelo. Y casi ya al cabo de su vida.....,pasó por encima de él un soldado que le reconoció y empezó a gritar. Acudió entonces el licenciado Carvajal, hermano del factor Guillén Juárez, a quien él dio de puñaladas en Lima......,y mandó a un negro suyo que le cortara la cabeza....Pero un sastre, que hizo acto de presencia en el lugar, dijo: yo soy el que se la ha de cortar porque me ha echado a perder. Y así se la cortó. Y cogiéndola por la barba se la entregó a Carvajal. Éste  llevó el macabro trofeo a Quito y estando en la  concurrida plaza, un capitán llamado Martín de Robles le arrancó mucha parte de las barbas y dijo que las había de llevar  a presentar a las damas de Lima. Luego arrojaron la cabeza en el  lodo y Pedro de Puelles, maestre de campo, la mandó tomar y hacer un agujero por la mejilla, por donde le metieron una soga. Tras pregonar que había sido un tirano, la mandó poner en la picota pública. Gonzalo Pizarro, que había asistido de lejos al siniestro ceremonial, mandó que la quitasen diciendo ser mal hecho...

El adelantado Belalcázar resultó herido, pero corrió mejor suerte en este trance y  volvió a su gobernación sano y salvo, para enviar al rey Carlos I, el 5 de septiembre de 1546, la carta con su versión  del suceso, acaecido en el mes de enero.

 


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