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Siendo miércoles, primer día de abril de 1621, Felipe III pasaba de ésta a mejor vida al haberse agravado su estado  de forma inesperada a causa de  unas tercianas que acabaron mudando en tabardillo maliciosísimo. Estuvo dos días y tres noches antes de morir, a ratos frenético...y murió dando muestras de grande arrepentimiento de sus pecados y de no haber remediado algunas cosas que el mundo ha deseado.... En su lecho de muerte estaba el Rey acompañado, quizá en demasía y como era de rigor, por prebostes, religiosos, cortesanos  y otros aduladores.  El padre Florencia  de la Compañía de Jesús,    su predicador,  se convertía en el paño de lágrimas del apesadumbrado Monarca que,   algunos ratos que volvía en sí, consciente de que su tiempo rozaba el final, decía: Ah Padre, si yo os hubiera creído no estaría ahora con tantos escrúpulos y peligro de salvarme. Estos que están a mis pies (donde estaba el Duque de Uceda) me han echad...
Al hilo del artículo anterior parece claro que cuando se produjo la detención del Duque de Osuna, Felipe III acababa de fallecer y las decisiones las tomaban los privados de Felipe IV puesto que él era  un adolescente de solo 16 años.  Por eso mismo, su padre Felipe III (o sus asesores) sintiendo cerca su final,  pretendió nombrar por curadores del muchacho al Conde de Benavente y al Padre Filiberto (?). Sin embargo, el propio heredero, dirigiéndose a su ayo D. Baltasar de Zúñiga y al Conde  de Benavente, les pidió que dijeren a su padre que su cuñado, el Rey de Francia (Luis XIII, casado con su hermana Ana), de aquella edad,  había gobernado herejes   y católicos y que bien se podría fiar de él ...que gobernaría católicos vasallos...con la gracia de Dios..., razón que convenció al moribundo monarca.  Se pidió, entonces, al Duque de Uceda que entregase los papeles de...."en qué consiste reinar" ...a D. Baltasar de Zúñiga, donde, al parecer, e...
Catalina Enríquez de Ribera, mujer decidida y de carácter firme, escribía a Felipe III en 1621  una carta atrevida, sin  pizca de humildad, casi desafiante.  El fin, en este caso, justificaba los medios. Catalina era Duquesa consorte de Osuna, su marido  Pedro Téllez-Girón y Velasco, tenía tras de sí  una amplia y exitosa trayectoria militar dedicada al servicio de la Corona  que, como es de suponer, había tenido sus recompensas. Estaba Pedro Téllez  en Nápoles desempeñando el cargo de Virrey desde 1618  cuando  se produjo un serio problema diplomático entre la Corona de España y la República de Venecia, cuyas causas no vienen a cuento en este artículo. Hubo revueltas y algunos muertos.  El otrora poderoso Duque de Osuna, considerado culpable de instigar el conflicto, fue llamado por Felipe III para que regresara a Madrid y le explicara personalmente lo ocurrido. Pero eso no fue posible  porque el Rey fallecía el 31 de marz...
Uno de los acuerdos del Concilio de Trento ordenaba la celebración de sínodos provinciales cada tres años, donde se discutirían los modos y fórmulas para aplicar las tesis conciliares a la vida civil.  En 1566 Felipe II aplaudía la propuesta  de los eclesiásticos integrantes  del sínodo de Toledo de reorganizar y agrupar  los hospitales de Madrid  para gestionarlos de manera más eficiente.  Pero había que sortear algunas dificultades  habida cuenta  de que, en su mayoría, eran lugares píos fundados y dotados por diversas personas, con cargos e instituciones particulares y diferentes..;   y alterar la voluntad postrimera de los difuntos requería permiso de la máxima autoridad apostólica que, como no podía ser de otra manera, se tomaría  un tiempo para deliberar.   En 1580, por fín,  se emprendía  la conveniente reagrupación de sanatorios. El hospital de San Lázaro donde se curaban los leprosos, el del Campo del...
El prestigioso historiador William Robertson, Rector de la Universidad de Edimburgo y Cronista de Escocia, publicaba en el año 1777 su Historia de América, una obra de casi 2500 páginas en dos tomos de cuatro libros cada uno. En el prólogo dejaba constancia de que las fuentes de las que bebía no eran los escritos de historiadores españoles sino otros  documentos, alguno de ellos inédito,  proporcionados por  personajes  de la política europea del siglo XVIII de la talla de Lord Grantham (embajador en España),  la Emperatriz de Alemania o  la propia Catalina la Grande de Rusia. La obra, escrita en inglés,  traducida al español por don Ramon de Guevara, miembro de la Real Academia de la Historia,  en sus primeros capítulos trataba  del descubrimiento del Nuevo Mundo. Juan Antonio Enríquez, a la sazón  ministro de Marina de Sevilla,  examina el libro y  escribe indignado  al conde de Aguilas para comunicarle...
La incertidumbre  ante una  enfermedad desconocida es tan antigua como la humanidad. Muchas de las dolencias  que, a día de hoy siguen provocando  complicaciones,  eran ya conocidas en la antigüedad y tratadas, con mayor o menor éxito, administrando   los remedios conocidos y probados de que se disponía en el momento. Pero cuando una persona enfermaba presentando síntomas que hacían presagiar la gravedad del mal,  antes como ahora, las dudas  acerca del desenlace  asaltaban la conciencia de sus familiares porque la cotidianidad de la vida podía sufrir un vuelco notable. Muchos eran  los factores que entraban  en juego:  emocionales, económicos, laborales,  judiciales.... Si nos situamos en el siglo XVII a nadie debería extrañar que  una mujer  que se quedase viuda, antepusiera la situación económica en la que quedaba al dolor por  la pérdida de su marido;  porque, en la mayoría de los caso...
Con la llegada del  otoño, la Infanta Ana María Mauricia, hija de Felipe III, se disponía a emprender el largo viaje que la llevaría a Francia para contraer matrimonio con Luis XIII. Estaba pactado de antemano y se pretendía con ello suavizar  las ya viejas hostilidades entre ambos reinos. La Infanta iba acompañada por un numeroso séquito que a la familia real francesa le pareció excesivo y hubo de reducirse de forma considerable. Por expreso deseo del Rey,  su padre, la dirección de la comitiva corría a cago del Duque de Monteleon,  quien, una vez concluido el viaje,  se quedaría en el país vecino haciendo las veces de embajador y supervisando el devenir diario  de la futura Reina de Francia. Ana Mauricia tenía 14 años, la misma edad que su prometido. Se celebraron los esponsales al llegar la legación española a Burdeos. La Infanta recibió de su suegra María de Médicis una cruz de diamantes en extremo buena ....y un reloj de la misma manera que le...