La radicalización religiosa siempre ha sido peligrosa, condujo a guerras absurdas que costaron millones de vidas y cantidades de dinero desorbitadas. Pero no sólo eso, en nombre y bajo la protección de las autoridades eclesiásticas, se administraba justicia de forma tan bárbara e inhumana  que las actuaciones de la  Santa Inquisición y sus Tribunales componen uno de los episodios mas vergonzantes de nuestra Historia.

Repasando documentos relativos a los Procesos de Fe en cualesquiera de las provincias donde se pronunciaban los tribunales,  los delitos que conducen al castigo son siempre los mismos: hechicería, adulterio, poligamia, superstición......y sobre todo  solicitatio ad turpia  (provocación a obscenidades) por parte de un número elevadísimo de clérigos de todo tipo y rango. Supongo que esto se explica porque la mayoría de los y las jóvenes que tomaban hábito e ingresaban en una u otra Congregación, no era por motivos vocacionales sino por obligación familiar o como castigo. En cualquier caso, las penas impuestas eran,  a todas luces, desproporcionadas.

La celebración de un Auto de Fe se consideraba una gran fiesta en que la religión católica salía reforzada. Los castigos impuestos a los reos, desde azotar hasta quemar vivas a las personas, eran públicos y de asistencia obligada por parte de la ciudadanía. El ceremonial duraba varios días, con asistencia de dignidades eclesiásticas, civiles y militares a quienes había que cumplimentar según su categoría.  Largas procesiones, desfiles con escarnio público, oficios religiosos multitudinarios, construcción de lujosos altares para la ocasión y de  estatuas que representaban a los condenados ausentes, salarios y alojamiento de  autoridades, actuación de grupos corales, asistencia de notarios y escribanos......en fin, todo un ritual que, todo hay que decirlo, suponía un dispendio innecesario para el erario público. 

Entre los documentos consultados, me llamó la atención, por curioso,  éste que paso a transcribir. Se trata de una declaración autógrafa de un condenado. Año 1748.
.....Digo yo Ventura Rodríguez, que hago pacto con el demonio, con efecto que me dé licencia para saber torear, que es capear, echar banderillas, estoquear, saltar los toros que quiera y otras habilidades. Tener mucho corazón, amistad con Grandes de España y otros. Y saber hablar y comer....




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