Diego de Ledesma y Paredes, procurador general por el estado noble de la villa de Béjar, escribía a Diego Gómez de Silva Sarmiento de la Cerda, tío y asesor del duque Manuel Gómez quien, como señor del territorio,  entre otras cosas nombraba al médico de la villa.

 En la carta, fechada el 24 de enero de 1682,  exponía el mísero estado en que se encontraba la mayoría del vecindario y la gran desazón que padecía el pueblo con el doctor Ginés, médico titular, quien no contento con el salario de 400 ducados que recibía de la villa, además de lo que le pagaban el duque y el cabildo eclesiástico, quería llevar otro pago de visitas.  Y sin este estipendio -decía- no curaría aunque le señalaran de sueldo 1000 ducados, siendo tan interesado que no le movían los pobres....

La villa está muy apurada sin haber hombre que tenga qué comer. Y los que teníamos 1000 ducados de renta nos han quedado 500 y esos no se cobran...

La ya, de por sí, frágil economía doméstica de la mayor parte de la población se había agravado con la rebaja de la moneda, de modo que han quedado todos  sin caudales. 

Los pobres se dejaban morir sin asistencia médica por no poder pagar las visitas. El dr. Ginés llegó a proceder de forma tan execrable que prohibió a barberos y cirujanos acudir a curar y sangrar a  los enfermos sin previa prescripción por su parte, cosa que no se producía si no percibía sus emolumentos.

La situación derivó en serios problemas vecinales. Los procuradores solicitaron protección a Diego Gómez de Silva, conscientes de la influencia que ejercía sobre su sobrino Manuel,  duque de Béjar. 
Proponían al señor que ofreciera al galeno un sobresueldo y que éste  se recaudase a escote entre los veinte o treinta vecinos que pueden pagar. 
En caso de que el médico no aceptase la proposición, solicitaban licencia para que el Ayuntamiento pudiera despedirlo y nombrar otro en su lugar.

Toda la zona se había visto castigada hasta apenas unos meses antes por una enfermedad epidémica que produjo la tropa extranjera que hizo tránsito en esta tierra...habiendo fallecido por esta causa cerca de mil quinientas personas. La peste duró casi cuatro años (1678-1681) y fue especialmente virulenta en Béjar, Puerto y Hervás. Ejercía entonces como  médico titular el doctor Parrado ( en otra ocasión  hablaré de este galeno). Tras su fallecimiento,  fue Ginés, a instancias del señor jurisdiccional,  quien ocupó la plaza vacante.

En 1775 un cronista se hizo  eco de los conflictos en  Béjar a causa del médico. Han pasado desde entonces más de doscientos años pero la curiosa reflexión que hacía al respecto, continúa
 teniendo plena validez.
Es muy común pero muy perjudicial en los pueblos....mirar con todo esfuerzo a desacreditar y destruir unos los buenos intentos de los otros, queriendo obrar despóticamente en perjuicio de la paz, el ajustado gobierno y el mejor servicio e interés del pueblo......






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