La noche del 22 de enero de 1766 se produjo un robo en la casa hospital, o casa del hospicio, de los carmelitas descalzos de Valladolid, donde han barrenado, abierto y quebrantado las puertas principales....
D. Francisco Javier García de la Cruz y Obregón, miembro del Consejo Real y alcalde del crimen de la Real Chancillería de la ciudad, ordenó a sus subalternos practicar las averiguaciones necesarias hasta dar con el o los culpables.
La casa estaba situada en la plaza de las Brígidas (convento de religiosas). Hasta allí se desplazaron los alguaciles para interrogar a los criados y mozos que, de forma ocasional, servían a los monjes carmelitas. El padre prior facilitó a los investigadores cuantos detalles podían ser de utilidad.
El botín que los ladrones consiguieron consistía en ....un pellejo de vino tinto (de dos cántaras y media de capacidad) que el padre limosnero había acarreado hasta la bodeguilla del hospital la víspera del suceso, una alcuza grande llena de aceite, dos botes de tabaco, dos botellas de vino generoso, diez varas de una pieza de sayal negro de unas cincuenta y cinco varas, servilletas, tres docenas de chorizos, cuatro jergones de arpillera y otras alhajas.
Con el fin de recabar pruebas, el alcalde ordenó medir bien una servilleta del refectorio que resultó ser de lino, fábrica de León, su largo como una vara y el ancho como media vara. Su labor de cuadros grandes con sus dobladillos en los extremos...
Se requirió a todos los sastres y gorreros de la ciudad y se les mostró un pedacito de género para que avisaran a la autoridad judicial si se presentaba alguna persona en sus establecimientos con un tejido similar a hacer algún encargo.
El 14 de febrero el alcalde tuvo noticia de que el ama de una posada de la calle Ruy Hernández ....sita frente a la casa de la cadena, había adquirido unas servilletas que vendía una mujer a precio muy bajo.
Hechas las oportunas averiguaciones se interrogó a María Velasco, recadera ocasional en la posada referida. Ésta en su declaración relató que ...hará, a su parecer, como tres semanas que andando en su arca, la que tiene sin llave en su cuarto, halló en ella junto al pan una servilleta sucia y usada, fina y de cuadritos que no es perfectamente cuadrada sino algo más larga que ancha, la cuál no había visto ni tenía antes ni sabe quien la pudo haber llevado allí, a menos que hubiese sido su marido (Antonio de la Graña); y aunque a éste le preguntó...sólo le respondió que era de ambos.
Y teniendo necesidad y no disponiendo de dinero, María cogió la servilleta que apareció en su arca como por arte de magia y ni corta ni perezosa se dispuso a empeñarla a cambio de un pan en la posada que regentaba Dña Teresa o bien en el establecimiento de la maragata tendera. Esa fue su perdición.
Desconozco el final de la historia pero María incurrió en varias contradicciones al declarar y, al menos en un principio, fue apresada en la cárcel real de la ciudad.
Curiosamente los ladrones tuvieron el detalle de vaciar los jergones y dejar la paja, llevándose solamente el tejido. Cuestión de pragmatismo.
Comentarios
Publicar un comentario