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Diego Sarmiento de Acuña, Conde de Gondomar, al que algunos  autores atribuyen origen gallego y otros leonés  -de Astorga-  despertaba  odio y admiración a partes iguales. Inteligente, culto y astuto supo desempeñar con éxito la labor diplomática que Lerma le había encomendado, seguramente para alejarlo de la corte,  pues contaba con  bazas suficientes para desbancar a éste del valimiento real. Su padre García Sarmiento de Sotomayor era hermano del Obispo de Astorga y en esa ciudad pasaba la familia algunas temporadas de descanso en sus desplazamientos desde Valladolid a Galicia, con lo cuál es perfectamente  posible que hubiera nacido allí. Casó D. Diego dos veces y fue padre de siete hijos con su segunda esposa, cuatro varones y tres hembras.  Las cartas que intercambiaba con su hijo mayor Lope Ambrosio Sarmiento, quien ejercía como portavoz familiar, descubren un personaje lleno de ternura que nada tiene que ver con la inquietante ...
Habían transcurrido ya cinco años desde que  Rodrigo Pacheco de Osorio, Marqués de Cerralbo, desempeñaba el cargo de capitán general y gobernador de Galicia.  En una carta personal fechada el 19 de agosto de 1620 mostraba el  hastío de su labor y el deseo de un nuevo destino para servir mejor a S.M., cosa que no se hizo esperar demasiado  pues, apenas cuatro años más tarde,  tomaba el barco que le conducía  a Nueva España para ejercer de virrey. El destinatario de la carta manuscrita a la que hago referencia no es conocido, sin embargo creo que estoy en condiciones de asegurar que se trataba de D. Diego Sarmiento de Acuña  (Conde de Gondomar,) leonés de pro, nacido en Astorga en 1567 que, a la sazón, era embajador de España en Inglaterra y quien, al parecer, en círculos privados, mostraba también la tensión que le producían sus  obligaciones laborales y el deseo de ser relevado. Cargas laborales aparte, la cuestión es que  aprovech...
Apenas tuvo tiempo Carlos IV para ocupar el real solio cuando decidió conceder al Conde de Cifuentes el Collar de la Orden del Toisón de Oro. El 15 de enero de 1789, desde el Palacio Real, el ministro  Floridablanca comunicaba al interesado, por carta,  la distinción de que había sido objeto  así como la fecha que S.M. tenía  prevista  para   el  ceremonial de la entrega. Los gastos que llevaba aparejados la condecoración ascendían a 254 doblones de oro o, lo que es lo mismo 20.360 reales de vellón para pagar  a escribanos, ayudantes de cámara del Rey o  guardajoyas.  A esta cantidad había que añadir otros 24.170 reales en propinas de alabarderos, lacayos, porteros, mozos de retrete, ujieres, ayudas de oratorio, guardarropas, escuderos... En resumen, la alta distinción no estaba al alcance de cualquiera  ya que el propio interesado era quien afrontaba la mayor parte del gasto. En la misma carta se comunicaba que el Rey ha...
D. José de Carbonell y Fogassa, bibliotecario y maestro de idiomas de la Real Sociedad de Ciencias de Madrid, había contribuido a redactar, a mediados del siglo XVIII,  las 50 Ordenanzas que regulaban  el gobierno de la institución.  Los ilustrados gustaban de atesorar, en las bibliotecas que regentaban, un buen número de libros impresos o  manuscritos   que, al fin y al cabo, constituían  el único medio de saciar sus ansias de conocimiento. Carbonell, ilustrado y gran humanista, guardaba entre  sus archivos  un extracto, copiado de su puño y letra en el idioma del texto original  - francés-,  de las teorías que defendía el danés Corneille de Pauw en relación a las causas del  color de los negros. Veamos algunas de ellas y juzguemos, antes de condenar,  desde la perspectiva del siglo que nos ocupa. El líquido cefalorraquídeo es negruzco; la glándula pineal casi enteramente negra;  el lugar de donde pa...
La obra de Gil González Dávila, historiador y cronista,  Teatro de las grandezas de la villa de Madrid, publicada en 1623, fue duramente criticada siglo y medio más tarde.  ¿ Por qué motivo?. Porque, al parecer,  el autor se permitió falsear y magnificar los datos con el fin de  dibujar una grandeza en  la villa y corte que, en realidad, no era tal. Un corregidor puntilloso   que, a la vez desempeñaba el cargo de juez de abastos de Madrid allá por el año 1788,  además de hacer un censo poblacional muy fiable, con rigor y método se propuso registrar y contrastar todos los datos relativos al consumo del vecindario de la capital y, de esta forma, desmontar las afirmaciones  de González Dávila. Cómo podía ser posible que en el Madrid de 1622 se necesitaran 410.000 carneros para el abasto de la población si en 1788,  habiendo aumentado ésta de forma exponencial,     280.000 cabezas de este género de ganado eran más que suficien...
Felipe V  y sus asesores, conscientes de la importancia que para la economía del país suponía  la actividad  industrial, trataban de tomar medidas encaminadas a la modernización y al aumento de  la productividad de los trabajadores a través de incentivos a la asistencia al trabajo y a las buenas prácticas laborales. Tal es el caso de los privilegios que se otorgaban, en 1731,  a todos los profesionales relacionados con la fabricación de paños en Alcoy  (Alicante). ..... Que los maestros cardadores, emborradores, tejedores, tundidores y  tintoreros,   así como todos los oficiales y aprendices que lleven trabajando, al menos, un año completo y sigan en su puesto... sean exentos de cargas concejiles y de dar bagajes y alojamiento a las tropas. Un ejemplo reciente de modernización  industrial lo constituían  las instalaciones textiles de Guadalajara , cuya titularidad correspondía a la Corona y proporcionaban empleo directo a unas 1...
       SAN HERMENEGILDO (Sevilla)       y II. Al hilo del artículo anterior, continúo con el proceso que, allá por 1645, se seguía contra el colegio de San Hermenegildo de Sevilla por el alzamiento de bienes que sus moradores, los jesuítas,  pretendían llevar a cabo para eximirse de pagar las cuantiosas deudas que habían contraído. El juez encargado del caso, D. Juan de Santelices, había ordenado que le aportaran todos los libros de contabilidad del colegio. Minucioso en la instrucción, leía   hoja por hoja todo lo que consideraba de interés para descubrir las irregularidades que se sospechaban. El Administrador, Andrés del Villar, arañaba lo que podía y desviaba fondos, no a Suiza pero sí a las Indias,  donde residían sus hermanos. Él y el Rector, con la connivencia del P. Provincial, falseaban las cuentas de resultados para tapar la excesiva deuda a la que ya no podían hacer frente.  Ocultaban propiedades y malversaban...