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Habían pasado unos días desde el fallecimiento de Felipe IV. Su heredero, Carlos II  que  apenas contaba cuatro años de edad, debía  "aclamar y levantar" el Pendón Real como todo soberano  tras  ser proclamado.  Con tan corta edad eso no era posible, entonces se acordó que fuera representado por el duque de Sanlucar la Mayor y de Medina de las Torres, uno de los personajes más influyentes en la política de  los últimos años  de Felipe IV. Así pues, el 8 de octubre de 1665 a las tres de la tarde, se reunieron en el ayuntamiento de Madrid los regidores, convocados con la debida antelación, con D. Francisco de Herrera y Enríquez, corregidor de la villa. No tardó en llegar el duque rodeado de señores, caballeros, títulos y  boato propio de las circunstancias. ....Vino a caballo desde las casas del conde de Oñate...., vestido de chamelote amusco (pardo oscuro) bordado de faja de oro, con botonadura, cadena y cintillo de diamantes, el sombrero...
El miércoles 25 de septiembre de 1543 salía de Valladolid la numerosa comitiva que, comandada por el obispo de Cartagena, se dirigiría hacia  el límite entre Castilla y Portugal para recibir a la princesa María Manuela, quien estaba pronta a desposar al  todavía príncipe Felipe II. El itinerario a seguir era el siguiente: Valladolid, Valdestillas, Medina del Campo, Cantalapiedra,  La Calzada de Béjar, Aldeanueva del Camino, Carcaboso y Puente de Alcántara, que es un río pequeño que divide a Portugal y Castilla. Precisamente ahí, en medio del puente, la delegación española se encontraba con la princesa y su séquito.   Traía catorce lacayos.......y catorce damas, diez portuguesas y cuatro de Castilla... Venía con S.A. un enano de una estatura monstruosamente breve y con una cara hórrida y grande; vestido (con) un capirote magistral de terciopelo negro, forrado de raso carmesí, con un bonete romano en la cabeza, muy grande  y  con una bola amarilla qu...
Diego Centeno era acusado por su suegra, Dña María de Castro, de haber muerto a puñaladas a Dña Francisca, su legítima mujer, estando preñada.  Eran vecinos de Salamanca. El autor del crimen se daba a la fuga ayudado por Juan Centeno (su padre?), Francisco López, Juan Gómez y Juan Díez, su mozo de espadas.  Al encontrarse en paradero desconocido fue juzgado   en rebeldía y el 24 de septiembre de 1531 el licenciado  Espinar, corregidor y juez de residencia de la ciudad de Salamanca, pronunciaba la sentencia que en 20 de junio del año siguiente era ratificada por el Tribunal Supremo de entonces (Chancillería de Valladolid) y se convertía en definitiva o firme sin posibilidad de apelación. Tras escuchar los pertinentes testimonios, el tribunal consideró culpable a Diego Centeno de haber dado    muerte segura y alevosamente a su esposa.  Se redactó una  orden para  detenerlo en cualquier ciudad, villa o lugar donde fuese visto y...
  Cierto es que cada país, región, provincia, comarca,  pueblo o familia,  tiene sus propias singularidades y que es interesante cultivarlas sin caer en el fanatismo porque, de no ser así, caminamos  hacia  un punto sin retorno de consecuencias, a menudo, trágicas. El paso de los siglos ha servido para verificar aquello de que "favor con favor se paga".  Los distintos prebostes de las monarquías europeas   tenían la costumbre de agradecer  con privilegios y exenciones de impuestos los favores recibidos. Esta práctica, tan habitual como poco recomendable, acababa por fomentar una  rivalidad entre  regiones que aumentaba de forma exponencial a medida que  los  " favorecidos" conseguían más y más prebendas,  aunque ya no como pago a sus servicios  sino a su silencio. Y así hasta que llegaba el momento en que el apetito de la fiera era imposible de saciar y entonces como ahora, pagaban justos por pecadores. A...
 Las buenas relaciones políticas y comerciales entre Carlos III y el Gran Turco se hicieron patentes a partir de 1782 con la firma del Tratado de Constantinopla. Muchos eran los temas a negociar y resolver, con lo cuál parecía conveniente constituir comités diplomáticos, si no permanentes al menos periódicos.  Así las cosas,  en ¿1787?  el marqués de la Mina avisaba al rey del arribo a Mallorca de la embarcación en la que viajaba Alhí Muhamat, gobernador de Pera y consejero aúlico del Gran Señor, quien traía todas las credenciales en orden y solamente debía esperar a que S.M. accediera a recibirlo una vez cumplida la cuarentena preceptiva en el lazareto del puerto. Considerando que los gastos para el   sustento de la delegación visitante, sin límite de tiempo,  corrían a cargo del país anfitrión, los extranjeros venían cargados de regalos para el monarca y su familia en señal de gratitud. Alhí Muhamat traía consigo doce dromedarios, que es...
Desde que en  1561 Felipe II trasladó la sede de la Corte a Madrid con el consecuente ennoblecimiento de la villa  - patente en edificios suntuosos, fuentes y salidas de recreación -   se venía considerando  la conveniencia de mejorar el aspecto de la Plaza Mayor  ya  que,  por la antigüedad de los edificios, estaba defectuosa. No era tarea fácil.  Los edificios estaban repletos de vecinos  y la plaza era el mayor centro comercial de la ciudad dónde estaban aposentados tantos mercaderes  que era difícil cosa quitarles sus tiendas, almacenes y sitios convenientes al trato. Además había que considerar la gran costa que era forzoso hacer en derribarla toda junta y volver a edificarla. Hechas las cuentas, se resolvió empezar las obras en 1617. Una vez trazados los planos, se comenzaron a cortar los edificios con tanta brevedad que en muchas casas aún se estaban los vecinos en la mitad y la otra mitad estaba ya cortada... En el brev...
En el mes de julio de 1656 la Real Chancillería de Valladolid hacía pública una real  provisión mediante la cuál se ordenaba que también el clero contribuyera a las exhaustas arcas reales. Como era de esperar, a nadie le gusta que le rasquen el bolsillo y la medida causó gran descontento entre algunos Obispos que, capitaneados por el de El Burgo de Osma, D. Juan de Palafox y Mendoza, redactaron y distribuyeron   un memorial muy extenso en el que  argumentaban hasta ochenta y una razones para obedecer y   no cumplir tales ordenes. De nada serviría un gran ejército para ganar la guerra si no se practicara el culto divino con la decencia que se requiere -aseguraban los prelados insumisos -.  Por otra parte, se preguntaban si  podrían absolver tras  la confesión, sin incurrir en gravisimo pecado,  a aquellos  ministros de  S.M. que eran, precisamente, quienes redactaban  unas ordenes contrarias al privilegio de inmunidad  ec...