Carlos I, como dueño que era de un enorme imperio,   tuvo que lidiar con innumerables conflictos que, casi de continuo, surgían en algún  lugar de sus dilatados dominios. Las Comunidades de Castilla, donde destacaron como adalides de la causa  Padilla, Maldonado y Bravo,  causaron al Emperador algún que otro desvelo allá por 1520-1521.

A este respecto, un tal Alfonso Cage? de Plasencia, firma una carta dirigida a las autoridades de la Junta de Comunidades (supongo),  a sus  muy magníficos señores, en un tono ciertamente dramático. La misiva data del 1 de septiembre de 1520 

A 27 de agosto se supo en esta ciudad la miserable destrucción de la noble villa de Medina del Campo, la cuál puso tanta alteración y lástima en los corazones de todos los vecinos de esta ciudad que, a nuestro parecer,no se sintió menos que si a nuestra propia ciudad acaeciera.....

Fuimos avisados por personas dignas de fe que Antonio de Fonseca.......se venía a meter en esta fortaleza (era tenedor de la misma por concesión de Carlos I) , lo que tuvimos por tan mala nueva y de tanto perjuicio para nuestras honras y personas, que........determinamos de juntarnos con nuestra Comunidad y confederarnos de manera que todos, de una voluntad y ánimos, determinamos ponernos a todo el peligro y riesgo que venirnos pudiera y estorbarles tan mal propósito. Y de todo esto teníamos dada,  a vuestras mercedes, larga cuenta por un arrabalero de esta ciudad....

Y estando el pie en el estribo, otro arrabalero de esta ciudad, con el que íbamos a dar cuenta a la noble ciudad de Salamanca, nos avisó que Antonio de Fonseca estaba en La Calzada con determinación de venirse aquí....

La voluntad de todos los arrabaleros y toda la Comunidad y Tierra de esta ciudad, es morir o contradecirles su entrada. Suplicamos a vuestras mercedes manden dar orden cómo en breve seamos socorridos porque, aunque todos estemos unánimes determinados de morir,......la gente que trae, según me dicen, es mucha.......

Suplicamos a vuestras mercedes no nos olviden, pues determinamos morir por lo que debemos...