LA IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN:

Por iniciativa de la  condesa de Truillas, impulsora y mecenas de la formación femenina, se creó en Madrid la Escuela de Flores Artificiales para niñas. La reina María Luisa de Parma acogió el proyecto bajo su real protección y ordenó a la condesa la gestión de la institución  -como presidenta que era de la Junta de Damas de Honor y Mérito- que dependía  de la Real Sociedad Matritense de Amigos del País (creadas ambas sociedades por Carlos III).

La reina estableció algunas condiciones:  Que precediera al nombre de la escuela el adjetivo "Real" y que ejerciera como maestra Bernardina Blanco, con una asignación anual de 400 ducados (4.400 reales) en los que se incluía su  salario y los gastos de la casa de su establecimiento. Además consignaba 100 ducados más para una ayudanta de la maestra y 50 doblones (1.600 reales) anuales para los surtidos que necesite hacer la escuela. Asimismo  concedía a la escuela licencia para hacer uso de los hierros y las máquinas del rey (Carlos IV), que se hallaban en el laboratorio botánico bajo la custodia de Antonio Martín, esposo a su vez de Bernardina Blanco,  con encargo a éste de velar sobre el exacto cumplimiento del deber de su mujer...

Se admitían niñas de diferentes edades, entre 5 y 15 años. Podían salir de la institución dos veces al mes y debían venirlas a buscar por la mañana y traerlas a la noche...Cada año, para fomentar la aplicación de las pupilas,   se celebraban concursos de labores. Así, en 1803 el primer premio de costura a la francesa estaba dotado con 100 reales, el de costura a la española con 60; el bordado,  40 reales y la calceta, 30.

El laboratorio botánico se había creado en 1789, cuando Carlos IV recibió un informe favorable de  los catedráticos acerca de la conveniencia de implantar un establecimiento de imitación de  plantas, ya que no sólo sería útil sino preciso para la explicación de Botánica...Resolvió S.M. crearle para dicho fin, y con el objeto de formar en el Real Gabinete una sala o colección de vegetales digna de la grandeza de un monarca.