El Honrado Concejo de la Mesta agrupaba a los dueños de ganados merinos que practicaban la trashumancia. Ciertamente este colectivo gozaba de innumerables privilegios hasta que, a finales del siglo XVIII, empezó a perder fuelle porque el negocio de la lana ya no era rentable. Durante los siglos XVI y XVII, en muchas provincias se talaron grandes extensiones de masa forestal para aumentar la superficie de pasto. Los rebaños recorrían distancias enormes, en primavera se desplazaban a diversos puntos del norte de la Península, donde, a cambio de una cantidad de dinero para el común, aprovechaban el agostadero de los puertos de montaña. Con la llegada de los primeros fríos, el destino por excelencia era la provincia de Extremadura. Un riesgo constante al que se exponían los ganaderos, era a los ataques de lobos y otros animales. Por esa razón, en más de una ocasión, S.M. y los miembros de su Consejo, legislaron y redactaron Provi...
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José Francisco de Isla ( Padre Isla), de la Compañía de Jesús, publicaba una de sus primeras obras: Cartas de Juan de la Encina. Se trataba de un libro cuya estructura se constituía a modo de tres cartas escritas por el autor en el imaginario lugar de Fresnal del Palo, fechadas en 6, 14 y 28 de julio de 1732. A través de esta obra, el P. Isla ridiculizaba y redactaba todo un alegato contra el Dr. José Carmona y su Método racional de curar sabañones, cuya segunda edición se había llevado a cabo en las oficinas madrileñas de Pantaleón Aznar en 1723. Parece ser que, estando una niña de Segovia enferma de sabañones, fueron llamados varios médicos para que dictaminaran acerca de cómo tratar la dolencia para conseguir la curación total de la pequeña. El Dr. Ruiz y el cirujano Medina, residentes en la ciudad, aconsejaron un tratamiento con el que Carmona no estaba de acuerdo. Este fue el hecho que ori...
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La necesidad de satisfacer las más básicas necesidades vitales aún en tiempo de escasez, hizo que nuestros antepasados se las ingeniaran para conservar los alimentos, de forma que pudieran ser consumidos fuera de la época de recolección. Salazones, ahumados, congelación , elaboración de conservas o desecado son algunas de las técnicas que se utilizaron y que, a día de hoy, siguen teniendo plena validez o, incluso, vuelven a retomarse para elaborar, de forma artesanal, exquisitas viandas. Veamos algunos consejos que, a este respecto, recogen los cronistas de los primeros años del siglo XIX. Para conservar las frutas fuera de temporada, lo ideal es recolectarlas cuando están algo tenientes, es decir, no demasiado maduras. Las peras se conservan bien sobre paja larga de centeno en un lugar protegido; si el frío es muy intenso, conviene cubrirlas con paja trillada. En el caso de las manzanas, los peros y las camuesas, se debe proceder de la misma forma, pero ...
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Felipe II otorgó testamento en 7 de marzo de 1594. Algunas de sus disposiciones tenían mucho que ver con una práctica ferviente de la religión católica. Por eso, dispuso que su hijo y heredero Felipe III adquiriese, en su justo precio, las joyas, muebles, cuadros y tapices que quedarían, a su muerte, en las residencias reales. Buena parte de ese dinero se emplearía en costear las 30.000 misas que ordenaba se celebraran por su ánima, además de otras 2.000 por las del Purgatorio. Asimismo, sus albaceas quedaban encargados de proporcionar vestidos a cien pobres y de destinar 10.000 ducados para casar a mujeres pobres, teniendo preferencia, siempre, las huérfanas de buena fama..... y habiéndolas de esta calidad hijas de criados míos, se prefieran a las otras... Otro de sus legados consistía en una lámpara de plata para la Catedral de Santiago de Compostela y otra de simi...
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Las jornadas cinegéticas constituyeron una afición común a los Austrias y a los Borbones. Para que un día de caza fuera exitoso, nada como cobrar alguna pieza, cosa que quasi se garantizaba acotando términos para que, en ellos, solamente el Rey y los cortesanos elegidos pudieran practicar la referida actividad. Por eso mismo, Carlos I se pronunciaba en estos términos... Para nuestra recreación tenemos vedada la caza y corta de montes de los bosques de Segovia... Y así, ordenaba......que nadie sea osado de cazar ni matar oso ni puerco ni venado ni corzo ni ciervo ni gamo. La orden se refería también a las especies de caza menor ..... liebres, conejos, perdices y otras aves de volatería............. Igualmente quedaba prohibido cazar con perros y hurones, colocar cepos, trampas y otros armadijos, así como llevar escopeta ni arcabuz ni ballesta, dentro de dicho bosque. Las sanciones variaban...
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La controversia acerca de las corridas de toros no es nada nuevo. En 1786 el Consejo Real encargó a la Academia de la Historia elaborar un informe sobre los juegos, espectáculos y diversiones públicas. Gaspar Melchor de Jovellanos cumplió con el cometido y en 1790 envió a los peticionarios su informe final manuscrito que incluye algunas reflexiones interesantes que paso a resumir. Alanzar, bohardar y lidiar toros es una vieja costumbre. En las Partidas de Alfonso X ya se recoge como espectáculo o juego público, aunque en l a Ley 4ª de la Partida 7ª del Título de Los Infames se hace referencia a que este arte es ejercido por personas viles, pues cuenta entre los infames a los que lidian con bestias bravas por dinero. Hay constancia de que a Enrique III se le agasajaba en Sevilla con espectáculos taurinos que, al parecer, eran también del agrado de su hijo Juan II. Sin embargo, cuentan los cronistas que...
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Los Reyes Católicos, auténticos adalides de la defensa de la religión católica, actuaban con tanto celo para el servicio de Dios Nuestro Señor que sus ordenes y preceptos en ese sentido llegaban a conmover a sus vasallos. Los miembros de la Cofradía de la Misericordia de Sevilla solicitaban a SSMM licencia para enterrar a los ajusticiados que no habían sido condenados por crímenes o graves herejías porque, al permanecer en la horca los cadáveres para escarnio público, caen o son comidos de los perros. Mediante EP fechada en Burgos a 15 de octubre de 1496, la regia pareja accedía a la petición y ordenaba al corregidor de Carmona que permitiera a los miembros de la Cofradía, en adelante, dar sepultura a los ajusticiados.